Desde Darwin a la fecha, las hipótesis sobre el origen de la vida inteligente han dado lugar a numerosos y apasionados debates. También es habitual discutir apasionadamente sobre la existencia de vida fuera de nuestro hermoso planeta azul. Hay nuevas opiniones al respecto.
Nick Lane de la University College London y Bill Martin de la University of Dusseldorf en Alemania sugieren que la probabilidad que la vida extraterrestre pueda evolucionar hasta un nivel de complejidad como el nuestro es muy baja, y que sólo puede darse una vez en millones de años.
Analicemos sus argumentos: todos los animales, las plantas y los hongos evolucionaron de un ancestro común, una A su vez, esta célula eucariótica evolucionó de una bacteria simple. El gran misterio es porque ello ocurrió sólo una vez, a pesar de que las bacterias simples existen desde hace millones de años.
Los científicos responden que la evolución desde células simples hasta variantes más sofisticadas implica requerimientos muy complejos de energía para asegurar la subsistencia de ese organismo más elaborado.
Para poder evolucionar, las células requieren más genes y más proteínas, por lo tanto deben ser más grandes. Al aumentar de tamaño, se reduce su área superficial (es la relación entre la superficie y el volumen). Al aumentar de tamaño aumenta sus requerimientos de energía. Ambas cuestiones: aumento del área superficial y aumento de su ingesta para producir la cantidad de energía adicional que requiere para su supervivencia, son procesos muy delicados que incluyen, entre otros, sistemas de control automático. Estos inconvenientes se solucionaron cuando la célula engulló bacterias para usarlas como generadores de energía: la primer mitocondria.
Al aumentar el número de mitocondrias, las células podían aumentar su área superficial sin contratiempos y normalizar el consumo de energía que necesitaban para su supervivencia. Una vez superado esta restricción, todo estaba dado para evolucionar hacia sistemas más complejos: la vida inteligente estaba en proceso.
Las hipótesis actuales planteaban que las células complejas evolucionaban primero y luego venían las mitocondrias; Lane y Martin sostienen que el proceso es tal como está descrito arriba. Como las células simples no se dedican a engullir a otras células simples, el proceso sólo ocurrió una vez en nuestro planeta y aquí estamos. Para que lo mismo ocurra en otros planetas deben pasar millones de años.
Como los principios químicos y biológicos son los mismos para todo el universo, resulta que los “marcianos” también necesitan mitocondrias. Y tal vez no vemos extraterrestres porque, simplemente, no existen.
ASI SERA LA TECNOLOGIA DEL FUTURO
En una década y media, las computadoras personales podrían ser muy distintas a los modelos actuales. Por esas fechas, es muy probable que ya se haya abandonado por completo el silicio como fundamento de los más avanzados procesadores, pues no se podrán integrar más transistores en un solo chip elaborado con ese elemento. Podría comenzar entonces una nueva era de la computación, gracias al desarrollo de la nanotecnología. Por Hugo Sandoval de El Universal.
Hoy día, todos los PC operan mediante dígitos binarios conocidos como bits. El código binario es conducido a través de transistores: pequeños interruptores que pueden encenderse o apagarse para simbolizar series de "unos" y "ceros".
Las futuras computadoras cuánticas emplearían un fenómeno físico conocido como "superposición", donde objetos de tamaño infinitesimal, como los electrones, pueden existir en dos o más lugares al mismo tiempo. Esto significaría que las futuras computadoras creadas con procesadores "superpuestos", podrían utilizar bits cuánticos (llamados "qubits": quantum bits). Un qubit tiene la capacidad de representar ambos estados: un "0" y un "1" en forma simultánea.
Al ser capaces de calcular cada combinación de encendido y apagado de manera paralela, las computadoras cuánticas serían increíblemente más rápidas que los procesadores actuales, pues tendrían una enorme capacidad de procesamiento. Se estima que operarían a velocidades hasta mil veces mayores que las presentes.
Alberto Galindo, académico del departamento de Física Teórica de la Universidad Complutense de Madrid, es enfático al respecto: "Al igual que la sociedad usuaria de los mastodónticos ordenadores de finales de los 40, con miles de tubos de vacío y decenas de toneladas de peso, no se imaginaba que medio siglo después cualquier colegial dispondría de máquinas de calcular mucho más ligeras y potentes queremos pensar que el ingenio de los científicos logrará vencer finalmente las dificultades para construir ordenadores cuánticos de potencia adecuada".
Entre algunas de sus principales ventajas, estos increíbles equipos tendrían una potencia mucho mayor para la encriptación de información; permitirían una búsqueda más rápida en gigantescas bases de datos; posibilitarían el desarrollo de productos digitales seguros (como firmas digitales e incluso dinero electrónico a prueba de fraudes), y simularían complejísimos sistemas bioquímicos para el diseño de medicamentos.
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